Lake Mary, Florida (
Cristianos.Com).- J. Lee Grady, editor de la revista Charisma, es un periodista extraordinario que no tiene inconvenientes al hablar acerca de los excesos que ha visto en muchas de las iglesias carismáticas en Americana. Y ha descargado lo que piensa al respecto en su más reciente articulo titulado «El Virus mortal de las celebridades cristianas».
En su columna «Fuego en mis Huesos» publicada en el sitio Web Charisma (www.charismamag.com), él dice, «Algunos predicadores engreídos demandan que se les trate como a unas estrellas de Rock. Si el apóstol Pablo estuviera por aquí hoy quizás él les tiraría piedras a ellos».
Grady expresó: «Justo cuando pensaba que nosotros los carismáticos finalmente habíamos recibido suficiente abuso por parte de los ministros egocéntricos que hay entre nosotros, he descubierto que algunos de nuestros líderes han llevado las cosas a un nuevo extremo. Hemos ido más allá de las alfombras rojas, las limusinas y los grupitos de los años noventa. Un nuevo grupo del virus de las celebridades se esparce en grandes segmentos de la iglesia».
Según Grady, recientemente una de sus amigas en Texas hizo las averiguaciones para traer a un predicador destacado a hablar en su conferencia. Tras su petición el ayudante del ministro le envió por fax una lista de los requisitos que tenían que cumplirse para poder confirmar su asistencia al evento.
Las demandas incluyeron:
- honorarios de cinco cifras
- $10.000 dólares de depósito para la gasolina del avión privado
- un manicurista y peluquero para el orador
- Un hotel de cinco estrellas
- Un auto de lujo que lo llevara del aeropuerto al hotel (El modelo debía ser 2004 o más nuevo)
Grady continuó, «Esto realmente me hace cuestionarme ¿Cómo el apóstol Pablo, Timoteo o Priscilla lograron ministrar a tantas personas en Efeso, Corinto y Tesalónica. ¿Cómo sobrevivieron ellos sin un manicurista si se les rompía una uña durante la imposición de manos sobre los enfermos?
»Me dio alivio saber que los requisitos del predicador en el 2007 no incluían un grupo de guardaespaldas armados-porque me hubiese gustado meterme sin ser invitado al Rollos-Royce y decirle algunas cuantas cosas.
Se pone peor
«Aunque usted no lo pueda creer la cosa se pone peor. Recientemente en una conferencia carismática en una ciudad de la costa este, un pastor se paró en el escenario delante de un gran gentío y anunció con arrogancia que el orador invitado era ‘más que un apóstol’. Entonces el anfitrión pidió que todos los asistentes se inclinaran ante el orador, reclamando que esta postura era necesaria para liberar el poder de Dios.
»’!Ésta es la única manera que usted podrá recibir esta clase de unción!’ declaró el anfitrión, inclinándose delante del orador. Inmediatamente casi el 80 por ciento de la audiencia cayó postrado en el piso. Y los pocos que sintieron incómodo con el raro control espiritual, salieron del cuarto o se quedaron en pie en protesta silenciosa.
»Entonces, me imagino que hoy ya no es suficiente con alimentar el ego de los predicadores con ínfulas de celebridad, al tratarlos como estrellas de Rock, sino que además se nos requiere que también los veneremos.
»Y aparentemente en algunos lugares usted incluso tiene que pagar muchas cantidades de dinero para lograr hablar con ellos. En una ciudad del sur, un predicador muy destacado se le es conocido por pedir dinero para que pueda realizar una sesión de consejería de 5 o 10 minutos. El ministro para argumentar esta práctica extraña, cita a Proverbios 18:16, “Con un regalo generoso todo el mundo te recibe; ¡hasta la gente más importante te abre sus puertas!” (BLS). Algunas personas reconocen que han pagado más de $1.000 dólares por una corta sesión.
»Personas con bajos ingresos no cualifican. (Eso incluiría a leprosos, ciegos a mendigos, mujeres samaritanas o cualquier otro marginado social que fue recibido y luego curado por Jesús, sin haberle pagado)».
¿Grady entonces preguntó, «Qué ha pasado con la iglesia Americana? ¿Cuál es el virus que se esparce en el cuerpo de Cristo? Yo no sé a quien culpar por esto: Al ministro narcisista que anhela la atención, o las multitudes espiritualmente ingenuas que colocan a estas personas arrogantes en sus pedestales inestables. Lo único que sé es que Dios se avergüenza de toda esta penosa vanidad.
»Cuan distantes estamos de la fe auténtica del Nuevo Testamento. Pablo, quien llevó el titulo de apóstol a menudo se describía como un esclavo. En 1 Tesalonicense 2:8 dijo “Tanto los amamos y queremos que no sólo les habríamos anunciado la buena noticia de Dios sino que, de haber sido necesario, hasta habríamos dado nuestra vida por ustedes” (BLS).
Grady concluyó su artículo diciendo: «El cristiano del Nuevo Testamento es humilde, generoso y auténtico. Y los que llevan la verdad no predican para la ganancia egoísta ni para satisfacer su deseo emocional de llamar la atención. Que Dios nos ayude a arrancar los falsos apóstoles y a los falsos maestros que están enfermando a las iglesias de Americana con su egocentrismo y su idolatría al dinero».
¿Puedo oír un “Amén”?
Es de admirar el valor de Lee Grady al hablar francamente sobre este tema. ¡Mientras tanto, yo, y muchos otros, continuaremos sosteniendo a nuestro hermanos y hermanas pobres pero ricos en la fe, que son perseguidos alrededor del mundo y que arriesgan su vida a diario por Jesús! Quizás la Iglesia Americana finalmente comenzará a reconocer que los auténticos cristianos del Nuevo Testamento son realmente estos “santos especiales”.
¡Pongámosle fin de circo!
Nota: J. Lee Grady es editor de Charisma. La publicación de esta revista esta disponible en puestos de periódicos.
Por Dan Wooding, fundador de ASSIST y del servicio de noticias ASSIST.